abril 04, 2010

Así están las cosas.

Estos días he escrito mucho sobre cambios, cambios, cambios y más cambios. Personas que llegan, personas que se van. He escrito sobre aquellas personas que me han hecho mal y sobre aquellas que están saliendo de mi vida, por eso mismo. No he escrito sobre las oportunidades, pero una vez más he dado una oportunidad. Ya sea porque el mes de abril empezó, ya sea porque no sé decir “no”, ya sea porque estoy cansada de llorar o porque prefiero decir “sí” pero sin esperar un cambio de parte de nadie… porque sé que no lo habrá.

El madurar no implica tanto cambio, ya me han dicho. El crecer tampoco. Yo digo que sí, que el crecer, madurar… Todo te lleva a un cambio, quizá paulatino, pero te lleva a cambiar. A mí este cambio, no sé porqué, me está tocando vivirlo muy de golpe. A mí y a quien esté cerca. Aúch. Pobre de quien esté cerca.

Por ahí me han dicho que soy bipolar, y sí, lo soy. Bipolar, no doble cara. Y no es tanto eso, lo que pasa -más bien- es que la gente (en este caso dos que tres personas), no ven el “detrás de…”. Y no los culpo, nadie tiene porqué saber el “detrás de…” mis cambios de humor, en los que hay pláticas con amigos, con mi madre, conmigo y/o con mi conciencia. Cosas que me hacen ver que personas así sólo me hacen daño. Ya he tenido pláticas así muchas veces, pero al fin -yeiii, sí, ¡al fin!- he caído en la cuenta de que me hacen mal.

Total que, con estos cambios, muchas cosas ya no se ven igual, pero me gusta seguir conservando ese corazón de niña que me cargo. No hay cosa que desee más que ser niña por siempre, al estilo Peter Pan.

Y… entre las cosas que ya no se ven igual está la gente que me rodea. Mucha gente que estuvo tan, pero tan cerca de mí, comienza a verse lejos. Los que van llegando traen buena vibra, y eso me agrada. Eso de que “Más vale malo por conocido que bueno por conocer” ya no aplica, definitivamente. De alguna manera la frase que me vino a la mente a finales del año pasado -por ahí de noviembre- “Lo mejor llega solo, lo malo tarda en irse (pero se va)” no está tan lejos de la realidad. Quizá no se va, porque de alguna manera, en su tiempo hizo bien. Ahora no, ahora causa llantos, enojos y qué más quisiera yo que se fuera, pero no… sí se queda. (“No es cierto, no se va.”) Ya no está conmigo, hablando de un presente-futuro. Se queda, pero se queda en el pasado. Son cosas que no se pueden borrar, aunque se quiera así. Además, el pasado no está tan mal. Las cosas que pasaron antes, debo admitir, no son taaaaan malas… sólo que ahora ya no me corresponden.

Así están las cosas, y no miento al decir que la gente que no me corresponde irá desapareciendo. Porque así están las cosas…

1 comentario:

  1. Querida amiga blogger: Te cuento que recién pude leer los comentarios que me dejaste, me alegra un montón no ser la única con " ciertos " sentimientos o sensaciones. Es lindo saber que no sos alienigena.
    Me encantó este escrito, me sentí muy identificada en ciertas partes...
    Si lo tuyo es bipolaridad, creo que somos dos, pero igual... Creo que sentimos las emociones de manera mas fuerte que algunas personas que nos rodean, no es una bipolaridad... Es entregarse a esas emociones y/o sentimientos que vienen como huracanes !
    Me causo gracia leer el ejemplo de Peter Pan, si supieras cuantas veces al día digo que quiero ser así ! " No quiero crecer, quiero ser siempre una niña como Peter Pan "

    Espero no te dejes dañar por esas personas malas, como toda etapa tiene su final, son MUY importantes porque los seres humanos somos TAN duros para aprender, que a menos que nos den una sacudida MUY fuerte no aprendemos... Para eso sirven, así que valoralos.

    Un saludo enorme y un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar